como se intenta tocar a la propiedad, aparece el hombre con todas sus pasiones.
"Pero al mismo tiempo—dijo Goethe—, en las ciencias se considera como propiedad lo que se ha conservado tradicionalmente y aprendido en las academias. Y si aparece uno trayendo algo nuevo, que está en contradicción o amenaza acabar con el credo que profesábamos desde hace años y que habíamos transmitido a otros, se disparan contra él todas las pasiones y se procura acallarle por todos los medios. El gremio se defiende de él como puede; se hace como si no se oyera, como si no se entendiera; se habla de él con desprecio, como si no valiese la pena considerarlo y estudiarlo, y por eso una nueva verdad necesita esperar largo tiempo hasta abrirse camino. Un francés le decía a un amigo mío, a propósito de mi teoría de los colores: Hemos trabajado cincuenta años para fundar y asentar el imperio de Newton; se necesitarán otros cincuenta años para derribarlo.
"El gremio de los matemáticos ha hecho tan sospechoso mi nombre en la ciencia, que se tienen reparos hasta de mencionarlo. Hace algún tiempo cayó en mis manos un folleto[1] en que se trataban temas de la teoría de los colores; el autor parecía penetrado completamente de mi doctrina, y lo había edificado todo sobre el mismo cimiento y deducido del mismo principio. Leí
- ↑ Acaso sea el de Schopenhauer.