bra a las muchas gentes de talento que puso en movimiento para sus fines y con cuyas fuerzas trabajó. "No conozco libro alguno más instructi- vo-dijo Goethe-que esas Memorias, que permi- ten ver en los rincones más obscuros de aquel tiempo, sin que por ello el héroe pierda nada de su grandeza. Pero ahora vienen los nuevos críti- cos de los periódicos franceses, que piensan sobre este punto de otra manera. Las buenas gentes. creen que el autor de aquellas Memorias quería destrozarles su Mirabeau, descubriendo el secreto de su actividad sobrehumana y concediendo a otros una participación en los méritos que hasta enton- ces se atribuían todos a Mirabeau.
"Los franceses ven en Mirabeau su Hércules, y con razón. Pero olvidan que el coloso consta de diversas partes y que el Hércules de la antigüe- dad es un ser colectivo que reúne en sí los hechos propios y los ajenos.
"En el fondo todos somos seres colectivos. Pues ¡cuán pocas cosas tenemos y somos que podamos llamar verdaderamente nuestras! Tenemos que aprenderlo y recibirlo todo, tanto de los que nos precedieron como de los que viven con nosotros. Ni aun el genio más grande iría muy allá si tu- viera que sacarlo todo de su propio interior. Pero hay muchas gentes que no comprenden esto, y se pasan la mitad de la vida tanteando en la obscuri- dad, persiguiendo sus sueños de originalidad. He conocido a artistas que se vanagloriaban de no ha- ber seguido ningún maestro, sino de saberlo todo Bosses NSIS CAYM