en Marienbad, y que con sus encantadoras me- lodías despertó en mi corazón un eco de aquellos días dichosos de pasión juvenil. Por eso las es- trofas que dediqué a esta amiga están en el mis- mo tono y ritmo que la Elegía y se ligan na- turalmente a ésta como desenlace armónico. Lue- go, Weygand quiso publicar una nueva edición de mi Werther, y me pidió un prólogo, lo que me dió ocasión para escribir mi poesía A Werther. Mas como aun me quedaba en el corazón un resto de aquel estado pasional, la poesía se convirtió, como por sí sola, en una introducción de la Ele- gía. Así, resultó que estas tres poesías reunidas quedaron penetradas de los mismos sentimientos 'de doloroso amor, y aquella Trilogía de la pasión se formó sin saber yo cómo.
"Le he aconsejado a Soret que escriba más tri- logías, procediendo como acabo de indicar. No debe tomarse el trabajo de buscar un argumento especial para una trilogía, sino que de entre el rico caudal de sus poesías inéditas debe escoger una y agregarle después una introducción, pero de manera que entre las tres composiciones que- den lagunas bien apreciables. De este modo se consigue fácilmente el propósito buscado y se aho- rra uno de pensar, lo cual, como dice Meyer, es una cosa difícil."
A continuación hablamos de Víctor Hugo y de que su exagerada fecundidad era altamente no- civa para su talento.
"¿Cómo no ha de echarse a perder, cómo no ha
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