podría producir la representación de la verdad de la naturaleza humana o de caracteres huma- nos. Por el contrario, en su libro no hay ni la menor naturaleza y ni la menor verdad. Los per- sonajes llamados activos, que hace desfilar, no son personas de carne y hueso, sino muñecos de madera, que maneja a su capricho, y a quienes obliga a hacer todos los retorcimientos y mue- cas que necesita para lograr el efecto que bus- ca. ¿Qué época es ésta que no sólo produce y hace posible este libro, sino que hasta lo encuentra soportable y se goza en él?"
Miércoles 14 de julio de 1831. *
Junto con el príncipe, acompaño a casa de Goe- the a su majestad el rey de Wurtemberg. Al vol- ver, el rey parecía muy satisfecho, y me encargó que le diese las gracias a Goethe por el placer que esta visita le había proporcionado.
Jueves 15 de julio de 1831. *
Un momento en casa de Goethe, a quien co- muniqué la comisión que ayer me había dado el rey. Le hallé ocupado en estudios referentes a la tendencia espiral de las plantas, cuyo nuevo des- cubrimiento opina que tiene que ir muy lejos y ejercer un gran influjo sobre la ciencia. "Nada
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