-dijo-, procedía yo más de ligero con mis co- sas y me olvidaba de sacar copias; habré perdi- do cientos de poesías de ésas."
Lunes 2 de junio de 1823. *
En casa de Goethe, donde estaban el canciller Riemer y Meyer. Se habló de las poesías de Be- ranger, y Goethe comentó y parafraseó algunas de ellas con gran originalidad y buen humor.
Luego se trató de Física y Meteorología. Goe- the estaba trabajando sobre una teoría del buen o mal tiempo, en la que el ascenso y descenso del barómetro se atribuye enteramente a la acción del globo terráqueo y a su atracción y repulsión de la atmósfera.
"Los señores científicos, y en particular los señores matemáticos-dijo Goethe, no dejarán de encontrar altamente risibles mis ideas, o, más bien, las ignorarán completamente, desde lo alto de su distinción. ¿Y sablen ustedes por qué? Por- que dicen que no soy un profesional."
"El espíritu de casta de los sabios-repliqué- puede perdonárseles. Si en sus teorías se han deslizado algunos errores, que siguen arrastrán- dose con ellas, la causa se debe a que se les han transmitido esas cosas como dogmas cuando aun se sentaban en los bancos del aula."
"¡Eso es!-exclamó Goethe-. Vuestros sabios hacen como nuestros encuadernadores de Wei- El My Ex