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unidas hacia los extremos por ganchos de hierro, se fundamentan los dos arzones, también de madera. Dicho armado encubierto de suela forma el casco de la silla que descansa sobre un grueso conrte de lana abatanada. Encima van finalmente uno dos o tres pellones tapados por una caparazón de cuero adornada a menudo con pasamanería de correajes dibujando arabescos en las cuatro puntas. La cincha va pegada al casco en el centro, y sobre las caronas va la sobre cincha; donde cuelgan los estribos de una hebilla de hierro colocadas hacia la parte delantera del casco.

Las tres clases.de sillas chilenas actualmente en uso, al parecer son las siguientes: la silla grande, de patrón de lecho suave y espacioso, confeccionada con vivos materiales. Las de camino o trabajo, más liviana de asiento redondo, sin pellones encima, forrada de cuero curtido y finalmente las más común y corriente, que se le llama corralera, muy estrecha y de muchos pellones, construida especialmente para correr en vaca. Como complemento de la silla tenemos los estribos y las espuelas.

Los estribos de éste atavío, muy característico en la actualidad, son de madera tallada, totalmente cubiertos, como que están hachos en un trozo de palo socavado, con profusión de labraduras por encima. Los hay de diversos tamaños y formas variadas, haciéndolos cada vez más finos y livianos.

Las espuelas son de gran tamaño y se llevan aplicados sobre un soporte de suela que descansa en el talón. Casi enteramente rectas, la posición de la horquilla o caja respecto al acicate marca un ángulo abierto superior en 170 grados. Las más grandes de uso corriente miden 22 cm., desde los ejes hasta la punta de la rodaja, en línea recta. Los más pequeños 18 cm., entre los mismos puntos. Están hechas generalmente de fierro, las hacen también de acero, niquel, bronce con aplicaciones de metal blanco. El acicate o pihuelo, va siempre calado: cruces de malta, frisos ramados, triángulos, estrellas, rosetas de cuatro hoja, etc. La ordaja es de una sólo pieza de acero o hierro azul, templado al agua al fin que produsca un argentino sonido musical al jugar sobre su eje.

Aunque lo principal de la estampa del huaso, está en sus valores subjetivos como ser humano, lo caracteriza también su inclinación por los adornos llamativos, cintajos y botonerías. Su indumentaria se puede tipificar por las siguientes prendas de vestir: sombrero de paño de alas rectas,