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con la bodega y la despensa; y, aún con las cocheras, caballerizas, estable, gallinero, chiquero y desenbocan todos en él "corral" o "corralón", incierto espacio que recuerda el aprisco, el redil, la corralada y el barracón, siempre en el concepto de recintos para animales y en oposición al "huerto" y el "jardín" dedicados a los vegetales. Las demarcaciones interiores siguen, naturalmente, la tradición quechua de la "pirca" y de "quincha", aplicándose a los usos de bardales, octos, vallados, verjas, cercas, encañados, compitiendo con la técnica de la tierra amasada y apisonada del "tapial" (tapia); pero, tienden a desaparecer con las cómodas aplicaciones industriales del alambre, del ladrillo parado y del cemento.

No es la portalada española un atributo que se repita en toda su ostentación y rango en América; y, más características resultan las "puertas de tranca" (en Argentina "tranqueras), con tres varas horizontales que se corren en los orificios de los pies derechos de ambos lados, y comunican los "potreros" (praderas de pastoreo) con los caminos y alamedas del predio.

Volviendo a "las casas", como se denomina en el agro a las construcciones destinadas al hogar y a las labores, hay que aludir a sus más típicos modelos de edificación, a lo largo del territorio. En el extremo norte y desde Iquique, han trascendido a los oasis, los tipos de edificios de estilo colonial o tropical. Construidos exclusivamente en madera, sobresalen dos plantas realzadas por porticos uniformes y un tercer piso idéntico, ocultando el sistema de ventilación inferior que exige la techumbre de "calamina". Desde Copiapó a Concepción suelen imponerse algunas casonas hispánicas; pero, desde Lautaro al su, domina la casa de madera (raulí, roble, álamo) con dos plantas; y, a medida que se avanza en la zona húmeda se impone, para la ciudad y el campo, la típica casa chilota. Es ésta una vivienda característica labrada a hacha (canelo, ulmo, coigúe, luma, mañío), con un piso y medio; es decir con una planta inferior de cuatro piezas separadas por un pasadizo central, donde va la escala que sube al "mirador" y su balcón; recubriéndose del todo con una techumbre muy inclinada y de uniforme aplicación de tejuelas de alerce.