las cerámicas de Cuzco y Pucará y los esculpidos mates de Huamanga, para señalar tradicionales jerarquías artesanas que ni los talleres del Uruguay, el Paraguay, Bolivia, Brasil, Argentina y Chile aspiran a igualar y superar.
Un margen especial requieren estas labores artesanas que hicieron época en los subsiguientes días republicanos, sin llegar a persistir. Relacionándose en algo a la industria de las pintadas cartulinas se dieron en la confección de las barajas caseras algunas muestras singulares. Con cierta analogía, en lo que atañe a la ilustración misma, figuraron otrora los ensayos de xilografía por los tiempos de la guerra con Perú y Bolivia (1879-1883) y de cuyos eventos y glorias la prensa santiaguina publicó arrobadoras estampas de grabados en madera. El estilo peculiar de estos trozos se hizo extensivo a la ilustración de folletos, panfletos, versos callejeros y almanaques; calificando