y aficiones patentizadas en los más diversos materiales. Distinguese estas manifestaciones como poco individualistas o como las que menos acusan el sello del artífice, y su odioso utilitarismo las aleja, muchas veces del campo folklórico.
La nómina de estas "manualidades" asciende a las altas artesanías del cristal, del vidrio y de la orfebrería, pasando por los primores del marfil y las piedras preciosas; ahondando en la forja del hierro, la talla de la madera y la cantería de la piedra, para descender hasta la obra empeñada en el cuerno, en los frutos, el hueso, el cuero, las conchas, el papel, el cartón y hasta las pastas sintéticas, con una desaprensión y una frívola complacencia que más bien reclaman paciente esfuerzo que afinada sensibilidad.
Buena parte de estas ocupaciones eran protegidas