cional y positivamente folklórica.
Por otra parte, el examen y análisis de un muestrario o exposición de ese repertorio monjil otorga - a través de la candorosa iniciativa de tan prolijas manos - más de una sugestión o enseñanza. Hay para admirar, desde luego las discretas cochuras y los cuidados aderezos que han asegurado, en ese frágil material, ciertos relumbres, determinadas espesuras o estratas propias del arte de la pintura de caballete; como asimismo de las labores pintadas negativamente ("a cera perdida"), de los trabajos incisos o modelados en relieve o raspados ("champ levée"), y de la pintura al fresco, de los colores embutidos ("cloisonnée") y aún estampados o sobreaplicados. Para conseguir todo eso las pacientes artífices no necesitaron recurrir ni al brillo deslumbrante, ni a la transparencia, ni a los reflejos metálicos; y, ni aún a la sutil fineza de las nobles porcelanas