Esta forma estrófica de 14 versos, característicamente chilena, merece leves alteraciones, de época y de región, que no logran moderar su morfología consagrada: una malagueña seguida de una seguidilla con un verso repetido (como rotunda insistencia y afirmación) y un dístico, de remate, a modo de pueril moraleja. En este marco se han vaciado las reflexiones, observaciones y devaneos del sentimiento popular, constituyendo una antología de la "enciclopedia vulgar". Veamos la compleja correspondencia de los elementos concursantes.
En la malagueña inicial (cuarteta de octosílabos) se necesitan 32 sílabas. En la seguidilla (de dos heptasílabos, tres pentasílabos y un exasílabo) se consumen 47 sílabas. En el dístico (de heptasílabo y pentasílabo) se requieren doce sílabas; con un total de 91 sílabas. Este computo literario es naturalmente inamovible y su adaptación a la música -que exige 48 compases con tres vueltas de baile por pié- resulta virtualmente corto. Ya considerada esa provisión literaria como inviolable, la intuición popular sabe hacerla calzar con las "notas cantables", y aun hacer coincidir los acentos de los versos con los tiempos fuertes de la música. Si los 48 compases indican que sobra música para esa letra, los cantantes criollos saben a maravilla rellenar esta falta de "sílabas cantables" con expresiones consagradas de vago significado pero de una expresión adaptable a cada verso del texto. Son ellas: "¡si señorá!" , "¡si, ay, ay, ay!", "¡Ay mi negra!", "¡Negro del alma!", "¡la vida!", "¡ñatita mía!", "¡mi vida que!"; etc.; y por cierto la repetición de las primeras o postreras palabras de algún verso. Todo depende de las notas cantables del texto musical.
Por su parte éste consta generalmente de dos temas breves (a, b) que deben alternarse con idéntica celeridad dentro de un movimiento animado y brioso. La cuadratura de esos dos motivos es rotunda. El auténtico pié de cueca (parcialidad coreográfica donde se ha expuesto todo el poema de 14 versos) exige 48 compases en lo musical y con la alteración de motivos: abb abba bba ba abraza los 14 versos. A su vez las tres vueltas del baile, que integran el pié, se producen indefectiblemente al rematarse los 24 primeros compases, al terminar los 12 siguientes y al concluirse los 8 finales.
Parecida a la alteración de los motivos sonoros es la repetición de los versos con la formula mas corriente: 1-1-2-3-4-1-5-6-7-8-5-6-9-10-11-12-13-14. Arbitrios de orden periódico y bien corrientes son la facultad de designar