un poder extraordinario, los jon. No desempeñaban funciones religiosas (que tampoco corresponden a los machis, ni mucho menos a los calcus araucanos), sino netamente mágicas, pero ellos reúnen en su persona la magia blanca y la negra. También los sélcnam créen que toda enfermedad, todo malestar, todo daño corporal, es ocasionado por un jon enemigo; el saneamiento se realiza por un jon amigo. El tratamiento es esencialmente sugestivo y se realiza aparentando extraer del cuerpo la causa del mal (el huecufü de los araucanos). Para tener conocimiento de los hechos ocurridos, el jon de los sélcnam dispone de un segundo yo, el huaiyuhuén, que es una especie de ánima o alma (el alhué de los araucanos), al que puede enviar a grandes distancias para averiguar noticias (hasta la luna, y aún más allá, dicen). Este huaiyuhuén puede ocasionar también daño a otra persona, penetrando en ellas "como una flecha invisible" y ocasionándoles la muerte. A veces se combaten los huaiyuhuenes de diferentes jones.
En el fondo, todos estos elementos se encuentran en las creencias populares sobre brujos. La diferencia entre los machis y