bién a instancias de terceros que emplean sus servicios para ese fin.
Los machis son los encargados de contrarrestar las acciones de los calcu: descubren la causa de la enfermedad, extrayendo el mal (huecufü) del cuerpo, lo que permite que éste sane. Además, revelan quien lo ocasionó, de modo que se puede castigar al calcu. Su acción es, pues, benéfica, es magia blanca.
Esta última institución no existe en la cultura occidental. Ella admite únicamente la existencia de la magia negra, reforzada todavía por la figura del Diablo. La magia blanca es desempeñada, hasta cierto grado, por los sacerdotes, que la desempeñan además de sus funciones estrictamente religiosas. Los araucanos no conocían el sacerdocio como especialización, o mejor dicho, sus funciones eran desempeñadas por individuos respetados que se limitaban a dirigir los nguillatunes, destinados a ofrendar a Pillán o Nguenechén. No combatían, en cambio, ni al Diablo ni a los brujos, ni intervenían ellos en los actos religiosos. Cuando desaparecieron los machis en Chile, quedó, sin embargo, la creencia en los