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no y trataron de provocar una ocasión para ello. Con motivo de incidentes ocurridos en Valparaíso que el gobierno de Freire trató de reprimir, los congresales manifestaron su desacuerdo y terminaron por ordenar la suspensión del Director Supremo. No tuvieron la decisión de llamar de inmediato a O´Higgins; pero confiaban en que éste llegaría a Chile al mando de un destacamento de soldados colombianos que Bolívar había ofrecido para realizar una expedición a Chiloé. Freire, mientras tanto, ante el giro que tomaban los acontecimientos, se había dirigido al sur creyendo contar con las tropas de Concepción y de otras localidades. Sin embargo, la falta de decisión de los o'higginistas hizo recuperarse a sus adversarios. Freire regresó del sur y la revuelta fué definitivamente dominada.

Como consecuencia de este fracasado intento, fueron apresados y desterrados los principales componentes Partido O'Higginista: Miguel Zañartu, Gaspar Marín, Joaquín Echeverría, José Antonio Rodríguez Aldea, Francisco de Borja Fontecilla, José Gregorio Argomedo, fray Justo María de Oro, Felipe Santiago del Solar, José María Palacios, José María Argomedo, Santiago Palacios, José Santiago Sánchez y Benjamín Viel. Muchos de ellos se dirigieron al Perú y allí tuvieron ocasión de entrevistarse con O´Higgins, a quien pintaron en la forma más sombría el panorama de Chile. Le expresaron que bastaría su presencia para que Freire fuera derrotado. O´Higgins, en verdad, no aspiraba a recuperar el mando y se había resistido a participar en los propósitos de sus parciales; pero las razones de interés público que se le hicieron valer, lo decidieron a tomar también parte en estas actividades y despachó algunas cartas hacia Chile.

Entre las cartas enviadas por O´Higgins había una dirigida al gobernador de Chile, coronel José Santiago Aldunate, que envió con su hermano Pedro Aldunate. La carta no aludía a ninguna revolución; pero Pedro Aldunate llevaba el encargo de persuadirlo para que se iniciara el movimiento en Chiloé, proclamándose allí a O´Higgins como Director Supremo, para que el resto de la República siguiera el ejemplo.

En Chiloé, el coronel Aldunate se negó terminantemente a encabezar la rebelión; pero la encabezó, en cambio, el Sargento Mayor Manuel Fuentes, que era decidido o'higginista. Reunió una asamblea que declaró la independencia de Chiloé y reconoció a O´Higgins como jefe supremo del Estado (mayo de 1826). El movimiento no prendió en el país. No había, en realidad, entusiasmo por O´Higgins, y los principales jefes o'higginistas se encontraban confinados o desterrados. Los rebeldes de Chiloé fueron pos