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establecido; y en otra prohibía el uso de emblemas, banderas o uniformes de carácter revolucionario o disolvente. Luego de una agitada discusión en el congreso, este proyecto fue aprobado y promulgado como ley de la República el 12 de febrero de 1927, con el Nº6026.

Realizados en estas condiciones los comicios electorales de 1937 para renovar el Congreso Nacional, el Partido Comunista obtuvo, sin embargo, seis diputados, y un senador, que fue Elías Lafferte. Figuró oficialmente con el nombre de Partido Nacional Democrático.

Ya en esa época el Partido Comunista era integrante de la combinación política denominada "Frente Popular, formada por radicales, socialistas, comunistas, democráticos y otros sectores. Dentro de esta combinación, cuyo nacimiento, en Chile como en otros países, había sido impulsado por la Internacional Comunista, el Partido Comunista chileno apoyó la candidatura presidencial de Pedro Aguirre Cerda.

Elegido Presidente de la República Pedro Aguirre Cerda, en 1938, el Partido Comunista chileno tuvo un ancho y libre campo para extenderse. El Presidente quiso llevarlo a integrar su primer gabinete y le ofreció carteras ministeriales; pero el partido no aceptó y prefirió, en cambio, que se dieran a sus militantes gobernaciones, consulados y consejerías.

En esta forma, tuvo el Partido Comunista chileno, en los primeros tiempos del gobierno de Aguirre Cerda, una situación prominente que no había conocido antes. Sin embargo, a poco andar empezó a producirse un evidente distanciamiento, ocasionado por la labor de agitación que el partido realizaba entre el elemento obrero. Diversas huelgas producidas en los campos y en industrias y empresas vitales no hicieron sino contribuir a esta situación. El problema se agudizó a raíz de la enérgica gestión ministerial del Ministro del Interior Arturo Olavarría. Circularon rumores de una subversión comunista que habría de producirse en el país, lo que movió a los partidos de oposición a presentar en el congreso un proyecto de ley que declaraba la ilegalidad del comunismo, por estimarse insuficiente la ley anterior. Dentro del congreso, este proyecto contó con los votos favorables del Partido Socialista. Aprobado en ambas cámaras, el presidente de la república, sin embargo, lo vetó. Posteriormente fue el propio presidente de la república quien presentó un proyecto que, soslayando un tanto el problema, tendía a la misma solución. En dicho proyecto, aprobado como ley, se prohibe la existencia de organizaciones que obedezcan a entidades extranjeras