perpendicularmente puestas en los extremos de los bordes verticales de ambas faldas, de ahí que sean dos delanteras y dos traseras.
Los complementos restantes de la montura son los pellones de cuero de ovino, indispensables para la blandura del asiento ecuestre. Sobre ellos es habitual el uso de una tapa del mismo cuero ocupado en las partes forradas aludidas, la cual sigue la forma de los pellones y llámase caropa o choco. En el ángulo interior constituído por cada falda con su correspondiente frontera trasera, se sujetan sendos rollos de cuerda de cáñamo, cuero o crin, para ahormar los pellones, indistintamente conocidos come cabrestos. Para apretar este armónico conjunto sobre el lomo de la cabalgadura se emplean dos cinchas: la de abajo (cincha), así calificada porque arranca de una gruesa y ancha correa prisionera en el casco, y la de arriba o de encima (sobrecincha), por cuanto constituye un círculo cerrado con correa aún más fuerte que la anterior, colocada sobre los pellones o el choco - si lo hay -, la cual recibe también el nombre de cinchón, y se halla cubierta por un tapacinchón, de cuero igual al de los otros forros. La gran resistencia del cinchón se debe