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De la técnica propiamente tal, con rus reglas o interpretaciones, existen numerosos textos: el clásico del marquéé de Aviles, denominado Ciencia Heroica (1680); La Ciencia del blasón, de Costa y Turrel (1856) y el Tratado del Blasón, de Castaño da y Alcover, entre muchos otros (1916).

Los escudos de las familias, por la división política, geográfica y racial de España, han sido tratados en relación con las provincias de que dichas familias son originarlas. De alto interés son para el estudio de ellos La Nobleza da Andalucía, de Argote de Molina (1588); Armas y Triunfos de Galicia, del padre Gándara (1622); Armería General de Navarra, de Argamasilla de la Cerda (1899); Nobiliario y Blasón de Canarias, de Fernández de Bethancourt (1878); Heráldica Asturiana, do Vigil (1892); Armorial de Catalunya, de Domeneh (1922); Armoríal de Aragón, del Conde de Doña Marina (1911) y Heráldica Vasca, de D. Juan Carlos Guerra (1913).

Obras de conjunto sobre el tema son más escasas y entre ellas cabe mencionar la monumental Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, de D. Francisco Fernández de Bothancourt (1897-1920); Población General de España, de Méndez Silva (1645); y la actual Enciclopedia heráldica, de García Carrafa, en publicación.

Lo Heráldica en Chile. A América trajeron los españoles no sólo sus armas de familia, sino que además ganaron nuevas en premio de servicios prestados en el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo. Son conocidos los blasones con que el Rey de España honró a Cristóbal Colón, a Hernán Cortés y a Francisco Pizarro. Merecieron igual distinción por sus actuaciones en el descubrimiento y conquista de Chile, Pedro Barroso y Diego Plaras, en 1540; Antón Cerrada, en 1541, Alonso de Córdova, en 1552 y Luis de Toledo, en 1561.