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en STELLA

dables, que lo distraían sin ubligarlo á pensar.

Emilio, el muchacho noble y violento, re- fractario al movimiento mundano, había te- nido tiempo de descubrir toda lasuperioridad de su prima extrangera. Se apasionó de ella, Demasiado inteligente para no darse cuenta de que era, y “sería siempre el niño á sus ojos, hizo de la joven, que lo deslumbraba, sa amigo, $u maestro y su consejero.

Los yernos tenían con ella atenciones ex- cepcionales. El importante Doctor veía un interlocutor diguo de él. Alberto, gran cono- cedor, adivinaba detrás de esa joven de luto, que había llegado enflaquecida y desfigurada por el dolor, á la mujer elegante y seductora que había sido, y que sería después

Hacía un año y medio que Alex y Stella vi- vían en la casa de sus tíos,

En ésta, el domingo se destinaba á la reu- nión de la familia. Cada uno tenía su asiento fijo en la mesa, y esa comida semanal era la única obligación de que ninguno de sus miem bros se creía dispensado.

Contábase entre ellos 4 las dos hermanas de misia Carmen. Dolores, soltera, muy mís- tica, angelical. Al perder, cuando joven, á su novio, se retiró del mundo consagrándose á Dios, y á hacer beneficios y caridades; dedi- caba su fortuna al alivio de los que sufren, y también de los que caen. Escondíase de su hermana, en cuya casa vivía, para socorrer á