“4 STELLA.
venció que Venus habitaba también la casa de los papas, quedó libre desus escrápulos.
Y prefería las iglesias por sus nombres: «Santa María de Fiore», «La Madonna degli Angel
Para distraerla, en ciertas viejas y feas ciudades, que no tenían interés para ella, en Siena, por ejemplo, sa marido le decía:
—Aquí masió Santa Catalina, la Seráfica Doctora, la patrona de tu tía monja. .
—Ah, síl... Cómo te acuerdas, Gustavo!... Si me parece estar viendo el convento de la calle de Viamonte!..
Pero lo que la interesaba sobre todo, por- que la conmovía, eran las ciudades y los monumentos que tenían «historia de amor»... Pia de Tolomei la hizo llorar, y mucho tiempo después, fuera de Italia, enferma ya, pedía: «Alex... Pia...» y Alex le recitaba con su voz cantante:
ricordati di me, che son la Pía...
Desde una de las tribunas reservadas en San Pedro á las personas de distinción, cono- cieron al Papaxey.
Cuando se oyeron las trompas de plata, anunciando que la procesión se acercaba, y se le vió aparecer en la «silla gestatoria» muy en alto, desde la que rezando bendecía al orbe, y atravesar el tempio en medio de toda la majestad y la pompa de la Iglesia Católica, Ana María empalideció y creyó desmayarse.