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STELLA 409

Y toda su naturaleza apasionada se rebe- 16 contra la amenaza de que alguien pudiera conseguir hacerla suya; ser el compañero de su noble existencia. Su corazón se estremeció ante esa posibilidad; su voluntad armada le- vantóse alerta, pronta 4 oponerse entre ella y aquél que osara preteuderlo!

Hizo el gesto brusco de desafío del que cree verse robar realmente su propio bien. Esto despertó sus energías.

«Querría ser algo para merecerla» había dicho Montero wua tarde en el Círculo: ¿por qué no lo repetiría él, Máximo, en la playa? ¿Por qué no había de tratar también él de merecerla?

Bien sabía como Alex concebía al hombre: ¿por qué no había él de ser ese hombre»,

Y su entendimiento cerrado tanto tiempo, se abrió como una flor al sol; se le apareció el futuro ya más distinto: con manto claro, y entre sus pliegues muchas promesas. ¿Por qué no he de ambicionar el conquistarla?. .. «La vida es una serie de recomenzamien- tos—ha dicho ella: ¿por qué no podría re- comenzar yo también la mía con el alma nueva que hoy me siento; el alma con va- lor y valentía que deseó mi padre Aquella noche por qué no la detuve; por qué la dejéir sia una palabra más? ¿Por qué no la busqué, no la seguí? ¿Por qué hoy no le escribo?. ... Por qué el instinto que sobrevi- ve ennosotros en medio delas grandes -atás-