418 _ STELLA
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El dos de Agosto, Máximo Quiroz sentá- base con quince amigos en el comedor reser- vado del Gran Hotel. Había llegado tres días antes de Chile, y el Perú, y partía unos días después á Europa nuevamente,
Era un nostálgico crónico, fuera y dentro de su país. Lo que deben sentir los místicos cuando pensando en la Gloria repiten la frase: «Me siento desterrado en la tierra», sentíalo. Máximo, que no pensaba seguramente en una patria celestial.
Aunque salpicada de cbispas ligeras, el tono de la conversación fué haciéndose serio y reposado, y con motivo de comunicar el anfitrión algunas impresiones de su reciente viaje, se llegó á tocar la cuestión Sud-Améri- ca; se pasó hasta el estado social y la política ivterna de la República.
Máximo dejaba caer de tarde en tarde una palabra amarga, pesimista, burlona, cáustica