400 STELLA puertas de la casa, 6: la que un día, más tarde 6 más temprano, tenía que volver la ausente.
El lunes, Stella en el Ombú contimaba en un debilitamiento tan grande que apenas le permitía abrir los ojos; el médico no se separó de ella un justante, y se quedó esa noche te- miendo ur nuevo síncope; mas á la mañana siguiente los remedios hicieron su efecto y se operó en ella una gran reacción. Un suspiro de alivio salió de todos los corazones, que se habían sentido apretados dos días por la an- gustia.
Alex tenía fiebre y hubo necesidad de curar la herida desu frente,
Máximo no se movió de lacasa hasta el miércoles al amanecer, dejando 4 todos tran- «uilamente dormidos. Necesitaba descansar,
Llegó el viernes, día que se esperaba á la tumilia, la que había estado en continua co- wwunicación telegráfica con motivo de la en- termedad de la niña.
Stella, que podía ya jugar con sus primi- tos, preguntó:
—¿Y tío Luis, viene también?
Se le respondió que sn tío Luis, ya mejor, había ido por unos días con Emilio 4 la es- tancia de Puán, para pasar un mes, después, en el Ombá.
Porla mañana, Máximo que entraba, notó en el sitio donde se acostumbraba parar los