STELLA sí la avenida... Aceleraba su carrera á medida que lo sentía detrás de ella, muy cerca... más cerca cada vez. . .. De pronto, encontró: se con una nube amarilla y rosada delante de sus ojos: eran las retamas y las multifores que limitaban el jardín. .. No tenía escape... Dió media vuelta, y con otro grito y la respi ración afanosa, siguió corriendo con grana pidez. ... pero sentía que usaba ya sus Glti- mas fuerzas. ... Máximo, seguro de sí mismo, se detuvo un momento para verla correr. Sentíase nacer garras para apresar á esa blanca paloma que huía ante él... Sonrió con ternura al comparar aquella debilidad com su propia fuerza, y dando un suave impulso 4 su carrera, fácilmente la álcanzó.... Ella lo sintió á su lado... vió el movimiento que ha- cía de levantar su arma sobre ella... Agachó- se, con el gesto instintivo de defensa, se escu- dó con sus manos, y con wa voz sacudida, y debilitada por el cansancio, díjole: «No, láximo, no. ... No, viejo tio. .. perdón Una desus manos alcanzó 4 agarrar el viejo jarro que tenía él enlas suyas. .... una peque- ña lucha se estableció, en que ella tiraba para arrancárselo y él resistía... Quiso él ceder, y sonriéndole con dulzura, lo soltó, Alhacer- lo, su borde, en el que había una rajadura, chocó con la frente de lajoven y la hirió.
Era una herida leve, casi un rasguño, pero la sangre escapó abundante.
Los niños mo se dieron cuenta de lo que