STELLA am con caretas de cartón, gritaban con voz aflautada, dando la mano á todo el mundo. «¿Cómo te va, ché?. ... ¿Cómo te va, Perla?.
¿Y á vos, Stella?.... ¿Cómo van, don Mási- 1mo y doña Alex?..... A lo que los niños muy intrigados contestaban como una letanía. «Adiós, mascarita..... ¿Cómo te va, masca- rita?
—Este es Ramón, descubrió Miguelito.
—Y este es Manuel con la pollera de Pas- enala, dijo la Perla riendo á carcajadas.
—¡Parruco!.. .. ¡Parruco!,.... gritaron los demás al descubrirlo también,
—¿Adónde van de verbena tan temprano? les preguntó Albertito,
—Nos manda mamá hasta el pueblo. A la tarde recorreremos los ranchos, para ver si nos conocen. Hay que divertirse un rato, como que hoy es carnaval.
—¡Ah! las serpentinas que nos mandó abue- lita, exclamó Miguelito. Salió corriendo, se- guido de Carlos y Adolfito, y los tres entra- ron al Ombá.
Un rato después se organizaba el Corso, en un orden perfecto, como que el encargado de velar por él era el co, Florencio, montado en su caballo de madera, brillándo- Je en el pecho la medalla de latón.
Y empezó el desfile, Los dos coches de Ste- Ma, los carros de los hijos de Eugenia, el ca- jón con ruedas de los del jardinero, los carri- tos de juguete y los carruajes de las muñecas,
