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SILLA Ed

En la de la izquierda, aparecían los niños rodeando á Stella, Aparte y más próxima, la Perla, con su cabellera suelta, tenía en su ma- no la de su amiga. ¡Qué contraste admirable el de la hermosura esplendorosa y brillante de la una, con la belleza delicada, endeble, transparente, toda espiritual de la otra! La Perla asentaba firme su pie en la tierra, que era su reino, levantaba su cabeza, dominado- ra, abriendo grandes y resueltos los ojos sobre elmundo, aspirando toda ella el goce de vivir. Stella, en su coche, ocultos sus piecitos que no tocaron nunca este suelo, sugería la idea de un ser que permaneciera irresoluto entre el cielo y la tierra, sin atreverse á. dejar abajo 4 Jos que amaba, anbelando volver 4 lo alto; allá... ..donde tantos la esperaban.

Un grupo de gauchos, en su traje nacional, —el chiripá, el poncho, el chambergo, las botas, las espuelas—detrás, á la distancia. Bl payador con su guitarra, sentado en un tronco, los ojosen el vacío, cantaba. Como. fondo, ua pedazo de cielo y los viejos árboles de los abuelos.

En la otra de la derecha, la terraza llena de flores y plantas trepadoras; en medio de ella, ahí plantada, con su garbo y sugracia sonreía muy negra la Muschinga, llevando como una bandeja que pesara, ensus manos extendidas, la gran torta blanca. En un ex- tremo, en segundo plano, la mesa; sobre ella, aquí y allá en desórden, lasservilletas des-