STELLA ES unidos'en un mismo siti, miraban á un mismo punto de la pared: un punto negro y 1movs dizo. Miguelito hablaba y accionaba como :n charlatán de feria; los demás aplaudían feste jando sus gracias. Se acercó aquél á la pared, y colocó un pedacito de papei, enrulado como un cigarro, en la mancha negra que empezó. á agitarse, lo que aumentó las risas y mant estaciones de los niños,
Estos estaban tan absorbidos por su diver- sión, que no habían sentido 4 Alejandra, la que necesitó golpear las manos para llamar su atención. Al verla, le gritaron, señalándole el enorme murciélago clavado en la pared con el cigarro en la boca: «Mirá, Alex: es el retrato de la Muschinga!»
Rosa permanecía en la puerta de su rancho.
En el cielo despejado apareció el Arco Iris. La tierra se extendía húmeda y reverdecia. Una alegría ligera había llegado detrás de la tormenta, Los pajaritos secaban sus plumas en las ramas y bebían las gotas en las hojas; una que otra golondrina cruzaba como una fecha, lanzando un cbillido.
Púsose la muchacha, de pronto, á cantar,
Demasiado ignorante y pobre de imagina- ción, no podía, frente al Arco de los siete co- lores, confundir 4 Alejandra con la mensajera de losdioses, ni crear una hada errante com quien compararla. Pero algo le decía que
