STELLA ses
bía operado sa cambio, sino también el me- dio, la atmósfera, el ambiente,
Extraordinariamente impresionable, lo que reía hoy borraba lo que viera ayer, y sus ojos de escéptico se abrían para abarcar la hora presente. .....En esta hora olvidaba á los otros, para admirar sólo 4 Alejandra, en toda la fuerza de su joven energía, en toda la pu- reza de su pensamiento, en toda la eficacia de sus obras, Un deseo lo impulsaba á decirle simplemente: “Alex, necesito ser perdonado”. Por qué no 08ó decirlo!,......
—Recién me acuerdo de su flojera para caminar, viejo tío. ¡Cómo he podido permi- tirle tal sacrificio! Son veinte cuadras. ....
—En su compañía, Alex, se acortan el tiem- po y la distancia; se olvida el cansancio.
—¿ Y me lo dice serio ?¡ Cumplidos, y cura- plidos de usted á mí, Máximo! Aquí, tan cerca de los trigales toman los tonos de un ma- drigal.
—¡ Si supiera qué sinceramente se lo digo sin embargo, y qué lejos. .
Un trueno sintióse del lado del mar.
—Lo que no está lejos es la lluvia, replicó, ella vivamente. Apresuremos el paso. .... Me fatiga caminar. ....qué gran paralización!
—Sí, apresurémonos; en esta estación la tormenta es traicionera.
Callaban para caminar más ligero. Un fue- go que parcgía salir de la tierra los quemaba. Todo estaba mustio y destenido; las platas,