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308 recuerdo. Recordaremos éste siempre, viejo tío.

ELLA


interrumpió el sonido lento de una cam. pana muy lejanas

—«+El Angel del señor anunció á María»... exhaló el alma heata de Stella.

Los niños callaron súbitamente y perma- necieron quietos en el sitio en que cada uno se encontraba.

Máximo miró Á Stella, y experimentó un estremecimiento doloroso, semejante al que experimentara momentos antes. ...

A Ja media luz de esa hora, en el banco de mármol, blanca. confundida en toda esa blán- cura, con los ojos levantados y las manos juntas, recitando el Angelus, le produjo la im- presión de ser su propia estátua, en su propia tumba.

—-Que Dios nos bendiga á todos, dijo Ale- jandra, y podemos pasar reunidos muchos días como Éste

—¡Amén! linda sacerdotisa, le contestó él, tratando de espantar su triste impresión.

El gran break de Máximo estaba listo para correr por los caminos nuevamente, condu- ciendo á Alex y á los niños de vuelta alOmbú, después de visitarlo.

Empezaba la noche, y nacía la luna,

¡Cómo hemos jugado, y cómo nos hemos divertido! dijeron ellos al despedirse. ¡Esta- mos rendidos!

Él, trepado en el estribo como un chico,