294 STELLA
Por amor á su hermana, sufría jugando, y no dejaba sospechar que había entrado en ella la terrible verdad; comprimía su corazón hasta martirizarlo, usando fuerzas extraordi- narias, para no ser vencida por la tentación de entregarse al consuelo de llorar unidas. Por amor, fingía esperar 4 su padre, que ella sabía nc volvería jamás, y daba seguridades de esa esperanza que estaba lejos; obligand o 4 su acento, cuando hablaban del ausente, á arrullar 4su hermana en esa ilusión. Por amor—comprendiendo que es necesario amar para ser amado,—amó 4 los que no amaban ásu hermana, á fin de conquistar por ese amorla paz para ella.
Máximo veía á través de esas palabras, como los niños de los cuentos perdidos en las selvas, á esas dos hermanas tomadas de la mano, recorriendo el camino del destierro de su padre y desu patria. Las amarguras sofocadas por la altivez en la que nació pri- mero; su labor y su saber que alistaba para la vida á esa legión de niños. La veía resis- tiendo al ataque del infortunio con toda la valentía de su juventud vivificante; veía en ella.el contento de su salud moral, triunfan- te de sus mismas penas. La dedicación apa- sionada de la mayor 4 la menor; el senti miento piadoso de la más chica por la más grande.
Y adivinando que esa pequeña alma incon- fesa iba hacia él, como extendía sus brazos
