STELLA e la prosperidad material únicamente, Dejahíla indiferencia que permite todos los abusos y tiranías solapadas, y la relajación del senti do moral.
Alejandra callaba, lo que suele no ser lo ¡mismo que guardar silencio. .
—¿Encuentra usted que yo trato cruel- mente á mi país?
—Según.... Puede usted tener razón y es
tonces sus pensamientos serían dolorosos, 10 ueles, —¿Qué iba usted á decir además? No debe detenerse nuuca para descubrirme lo que siente y piensa, Lo que yo le he dicho, no lo diría á ningún hombre.
Gracias, Máximo. ¡Nos creen ustedes tan incapaces á nosotras las mujeres, de las cosas serias!. .... Usted y los hombres como usted, que habrá muchos en esta raza de inteligen- tes, tienen la culpa. Se lamentan de males cuya corrección está en su mano. El que mo actúa delega su acción, y la ejercita entonces el menosescrapuloso., Ese es el verdadero daño. Si la inacción significara simplemente el retraimiento de una fuerza, su egoísmo sería disculpable. Esto se lo he oído decir muchas veces á mi padre y á sus compañeros cuando preocupados por los nubarrones que percibían en el horizonte de nuestro país combatían la propagación de ciertos males, delánte de los que eran capaces de corre girls,