STELLA 26 tencias dignas del rey Salomón. Allá va una: «Vale más un guijarro en el pavimento de una calle, que el más grande de los dia- imantes del Gran Turco dhcerrado en su co- fre
—Gracias por el obsequio, sobrina, —res- pondió riendo Máximo, quien cazaba al vue» lola intención, y estiraba los brazos, eo la actitud del que baraja alguna caga, —monton cito de palabras de más peso que las arcas opulentas del Sultán. Y acepto el reproche, delicado como el rove de una for,
—Su eterno «¡para qué» exclamó ella indignada, y descando proseguir un tema que él eludia.
¿Para qué, Alex, empezar lo que se tiene la seguridad de no coneluír; esforzarse por lo que sería transitorio?
—Y aunque así lo fuera, interrumpió com suma rapidez...¡ La vida es transitoria, y la vida es la vida!
—Es temible como usted el empezar, con- tinuó El, € inátil como yo... ¡Ab! lo sé, Una vez que se levauta el pensamiento inanimado en muestro cerebro como Lázaro en su tum- ba, reclamando su derecho 4 la vida, cuesta un inmenso esfuerzo aplacarlo; pesa como un mundo y se agita como un Imracán apri- sionado.
—¿Y por qué no deja usted penetrar en la luz al resucitado, por qué no líberta al bu- racán?