STELLA 2
Ella en cambio —muy rosada de su carrera y toda mojada de lluvia—fué ligero hacia ellos, entre los que estaba Stella, La envolvió en sus brazos, llenó de besos apasionados sus ojos y sus manos, y acarició tiernamente 4 los demás.
Con una mueva vida en su voz y en sus ojos, «que convenció á los niños que Alex habi resucitado, les dijo:
— ¿Saben ustedes que se ha aumentado la familia? Aquí traigo cuatro hijitos más, pero les advierto que son muy, muy chiquititos,
Todos la rodearon; esperaban con una expresión de curiosidad impaciente, igual 4 la que ella había tenido un momento antes, y dijeron lo mismo, exactamente lo mismo Que ella entonces: «¿A ver?»...
Desató las cintas de su gran sombrero y cayeron los cuatro gatitos sobre las faldas de Stella, la que con su inagotable ternura. los adoptó.
Las impetuosidades de nua naturaleza po- derosa y rica como la de Alejandra, habían provocado en ella sin transición dos exalta- ciones diferentes; su esfuerzo había sido muy" violento; naturalmente el corazón desmayó más de una vez.
Pero no desmayaba ya en la enfermedad sino en la convalecencia, y no tardó enfllegar la completa reacción, Hizo un último esfuerzo- y se curó.
Después del ardor vino la calma 4 madu-
