STELLA 207 chaban ese papel; contábase además con sin igual crudeza lo que según el autor «todo el mundo» decía de ella.
Otra, más conocedora de estos cobardes manejos, habría experimentado rabia, des- precio, lástima, repugnancia, odio, deseos de venganza, indiferencia, todo, menos lo que ella senúía. Ha'bríase creído mordida por un alacrán, pero no que la hería el golpe de muerte que creyó recibir la joven de espíritu alto, de natureleza vehemente, que había sido preservada por los suyos de lo brutal que la vida tiene, y que se había desarrollado en un medio al que no llega el veneno, ni salpica el lodo,
La sensación de abandono y de desamparo agrandóse en ella, y agrandóse su temor á ese mundo diferente, á ese mundo extraño. Juzgóse perdida, irremediablemente perdida, con su vida deshecha.
Y sufrió más aún que el íltimo tiempo, en que tanto sufría; nunca pensó que después del dolor de perder á su padre pudiera sentir otro detal intensidad!
Las largas caminatas sólo lograban ener- varla, y sus meditaciones convencerla de que su problema no tenía solución; y perdió el admirable equilibrio de sus facultades. Vol vió á su extravío en la obscuridad, y á en- 'mudecer en ella la voz interior que nos acon- seja en las horas dificiles.
Como un soldado valiente que huye empr-