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STELLA 205 quió á Stella con un gran carnero adiestra- do, que desde hacía dos años tiraba un ca- rrito, El mismo lo ató á su coche,



Sería muy fácil rehacer la vida, hacérnos- la amable en sitios lejanos á aquel en que bemos sufrido, si nos fuera posible smprimir el pensamiento atormentador € inquietante.

Esto le sucedía á Alejandra, ¡Qué impor- taba que se encontrara por un momento libertada, lejos, extraña á lo que estaba pa- sando en el presente allá, si ese pensamiento la llevaba á dar el paso atrás que le recor- daba elayer, el paso adelante que la extre- mecía por el mañana!

Acababa de llegar y la perseguía ya la idea de la vuelta. Los primeros días, bajo el mareo que produce el aire tónico de la cam- paña al que llega de las ciudades recién, y entregada á encarrilar su traviesa y nume- rosa familia en el nuevo medio, pudo des- preocuparse; más al entrar en la normalidad, necesitó luchar de nuevo consigo misma.

Recorría hora por hora los cinco meses transcurridos; —desde la noche del baile, hasta el día de su viaje 4 la estancia, —deta- llaba, analizaba, disecaba y no podía per- donar! ¡Sabíase pura de toda mancha y de