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STELLA 187 reflexiones. Sentíase extraviada en su pro- pio camino y todos los otros le estaban cerra- dos. No quería quedar en cl mismo sitio, y á cualquier otro que dirigiera sus pasos, encontraba, allí, iaconmovihle, insalvable, el obstáculo que la hacía retroceder,

¿Dónde ir con Stella? ¿Y si los milagros de seducción de la Angélica se repitieran, lorzando la voluntad de alguien para reci- birlas, permitiría nunca su tía que la sobri- na de su marido, la que hasta ayer había figurado entre sus hijas, se colocara de ins- titutriz ó de dama de compañía? En su país tendría abiertas todas las puertas—la de sus amigos y de sus compatriotas—¿pero Stella en aquel clima?....

Sus veinticinco años dábanle derecho 4 disponer de sí misma. ¿Qué motivos no se en- contraría para explicar el por qué se haci uso de este derecho?

Y entre la matrona de alta posición, res- petable, insospechable, verdadera autoridad social, y la niña pobre y sola refugiada en su casa, ¿quién osaría vacilar? ¿Quién deja- ría entrar en su hogar á la joven extranjera para quien se cerraba la suntuosa mansión de don Luis Maura y Sagasta?

En el momento en que todo su ser reclama- ba desesperadamente su independencia, en el- momento único en que le había sido necesa- ria, veíose obligada 4 renunciar á ella. No podía elegir, tenía que aceptar... ¿Aceptar