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STELLA 181

El tetraimiento evidente € igualmente abierto de Alex, que era el retraimiento since- ro que evita «la ocasión», sólo sirvió para fortalecer en Montero el sentimiento que na. cía resuelto á perdurar, y en los demás la con- vicción de que eran estratagemas de mujer habilidosa.

Viéndose espiada en sus menores gestos, mn radas y palabras, sospechada de manejos in- decorosos, ofendida por alusiones de mala ley y por aires y silencios despreciativos, no qui- so pedir ni dar explicaciones; no quiso sopor- tarlo, y dejó de aparecer en las fiestas y en el mismo salón dela casa.

Bra el golpe de gracia sobre todas las va- nidades. Dábase al público lo que se deseaba ocultarle. Ese público, que conocía á Alejan- dra, tenía demasiada confianza en su salud, para creer en enfermedades repentinas que coincidían con la excursión de Montero y Es- pinosa al Uruguay. Nadie creyó en las expli- caciones de la madre y de las hijas.

Aninguna de éstas se le ocurrió pensar que la joven pudiera bien ser sincera, ya fuera por. un sentimiento de lealtad para con su prima, ó de indiferencia para con el joven millona- rio. Todo se les ocurrió menos eso.

Misia Carmen é Isabel demostraron á Mon- tero su descontento; éste experimentó el ma- yor de su vida, al adivinar las razones del eclipse de Alex, y algo más que descontento con la privación de su presencia. Deseando