STELLA 166 se entorpece, en que no se puede engañar, en que el amor imperioso se abre paso, y aparece.
Alex, que tenía muy distribuido Su tiempo enlos bailes, no recordaba haber concedido 4 Montero, nunca, más de un intermedio 6 de un vals, cuidaba mucho de nombrar repetidas veces á su prima en el curso de las conversa- ciones que con él tenía, sobre todo desde que percibía cierta expresión en su mirada, cierto calor en su voz. Ultimamente había llegado 4 ser, para ella, un momento de mortificación el de su entrada 4 un teatro 6 4 un salón, Si era en un salón, estaba segura de ver, antes que todo la cabeza del joven que se estiraba para asegurarse de que ella se encontraba entre la familia. Si era en el teatro, estaba segura de ver clavarse en el palco sus anteo- jos para hacer la misma investigación, Veía la nube roja que cubría el rostro de Isabel, el entrecejo contraído de misia Carmen; en todas un embarazo. Duraba un segundo; después la superficie se alisaba de nuevo. Mon- tero tomaba wma actitud natural, se incli- naba profundamente para saludarlas. En el entreacto visitábalas en en su palco, obse- guiando con flores y bombones 4 Isabel. En los bailes, bailaba mucho con ella y la llevaba 4 la mesa. El malestar desaparecía. ...para empezar en la siguiente festa,
Tres caballeros de la comisión salieron; iban á recibir al Presidente de la República. Ocupó éste su puesto de honor.