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STELLA 157

Alberto previno el golpe.

—Escucha una vez por todas, mi hijita. No estoy dispuesto 4 soportar tus majaderías y tus imposiciones; otro día que pretendas obli- garme á lo que no quiero, te repito, tomo mi sombrero y me mando mudar, ......No digas más; séd donde quieres venir, pues no tienes siquiera la habilidad de ocultar lo que que- rrías ocultar, He bailado con Alex como lo haria con Isabel, con Ana María, con cualquie- ra de las muchachas, como una broma delan- te hel viejo, que estaba encantado; porque es positivamente bueno él, y no hay malicia donde hay gran bondad. Montero pidió una pieza á Alex, por intermedio de tu tio; eslo mismo que han hecho todos los-hombres de buen gusto de la reunión. Montana ha querí- do demostrar que también él lo era, y paseó con ella. Máximo encuentra que su trato es delicioso, y es por eso que son buenos cama- radas..... Teaconsejo le pidas que te enseñe en vez de idiomas, el arte de agradar. ....Esel único secreto para atraer y retener. Lo de- más es todo inútil; un cariño que muere no resucita, á un hombre que dispara nadie lo ataja. y volviendo á su natural buen humor, tiró de la narizá Ana María, deslizándole: Ya sabe, amiga, no descuidar el arte de agra- dar á su salteñito.

Micaela se fué. Todos subían muy despa- cio, con cansancio, la escalera, menos Ana María que prendida del brazo de Alberto, la