192 STELLA.
¿por qué se le ha ocurrido elegir para el mo- mento mejor de la fiesta, al más aburrido y
—Es éste mi secreto... Tal vez no llegará usted nunca á conocer la causa porque lo he condenado á representar el rol de chera- lier servant malgré lui... ¡Pero que desapa= rezca, por Dios, antes de entrar, esa expresión azorada, que es un insulto para mi amor propio!
El comedor con su mesa adornada de guir- naldas de rosas y mariposas de luz, en la que resplandecía la vajilla de oro y plata; las señoras cubiertas de brillantes, los criados de media de seda y calzón corto, y mil detalles de riqueza y gusto, producían el efecto de una reunión de corte,
Alex y Máximo no encontraron sitio. El majtre d'hótel les indicó, que en la terraza cubierta, se habían dispuesto pequeñas me- sas, y allí se dirigieron. Ocuparon una, cedi- da por un grupo de jóvenes que no tenían compañeras, vecina 4 la de Isabel y Monterc Espinosa. La terraza había sido invadide también por parejas jóvenes que acudían £ ese lugar, como á un abra reposante y em cantadora, propicia para sus amores y su: fires. La atmósfera pesada de las salas y de comedor se aligeraba ahí. Por las vidriera entreabiertas entraba el soplo de la noche que en el jardín era día, iluminado por mi lamparillas eléctricas.
