Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/42

Esta página ha sido corregida
32
JULIO CÉSAR

raré lo imposible: más; lo venceré. ¿Qué debo hacer?

Bruto.—Una faena que tornará en hombres sanos á los enfermos.

Ligario.—Pero ¿no hay algunos sanos á quienes debemos tornar enfermos?

Bruto.—También tendremos que hacerlo. Os revelaré esto, Cayo mío, mientras vamos hacia aquel en quien se deba realizar.

Ligario.—Avanzad audazmente; que yo con el corazón de nuevo inflamado, os seguiré para hacer no sé qué; pero me basta estar guiado por Bruto.

Bruto.—Entonces, seguidme.

(Salen.)
ESCENA II.
Un cuarto en el palacio de César.
Los mismos.—Truenos y rayos.—Entra CÉSAR en traje de noche.

César.—Ni cielo ni tierra han estado en paz esta noche. Tres veces ha clamado Calfurnia durante su sueño: «¡Auxilio, oh! ¡Asesinan á César!»—¿Quién va?

(Entra un criado.)

Criado.—¿Señor?

César.—Vé á decir á los sacerdotes que ofrezcan el sacrificio y me traigan su opinión sobre los sucesos.

Criado.—Voy en el acto, señor. (Entra Calfurnia.)

Calfurnia.—César ¿qué intentáis? ¿Pensáis salir? No, no os moveréis hoy de vuestra casa.

César.—César saldrá. Jamás cosa alguna de cuantas me han amenazado, se me ha presentado de frente. Al ver el rostro de César, se desvanecen.

Calfurnia.—Nunca dí grande importancia á ritos y ceremonias; mas ahora me asustan. Fuera de las cosas que hemos oído y visto, cuéntanse las más horribles visiones como observadas por los guardias. Una leona