Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/41

Esta página ha sido corregida
31
JULIO CÉSAR

Porcia.—Si esto fuera verdad, sabría yo entonces este secreto. Mujer soy, es cierto; pero mujer á quien Bruto tomó por esposa. Soy mujer, es cierto; pero mujer bien conocida: hija de un Catón. ¿Pensáis que no seré más fuerte que mi sexo, teniendo tal padre y tal esposo? Decidme vuestros designios: no los revelaré. Harta prueba he dado de mi constancia, haciéndome voluntariamente una herida aquí en el muslo. ¿Puedo sobrellevar esto con paciencia, y no los secretos de mi esposo?

Bruto.—¡Oh dioses! ¡Hacedme digno de esta noble esposa! (Se oye golpear adentro.) Escucha, escucha; alguien llama. Retírate, Porcia, por un rato, y pronto compartirá mi corazón con el tuyo sus secretos. Te explicaré mis compromisos y todo el significado de mi tristeza. Vete aprisa. (Sale Porcia.Entran Lucio y Ligario.)—Lucio: ¿quién llama?

Lucio.—Hay aquí un hombre enfermo que desea hablaros.

Bruto.—(Aparte.) Es Cayo Ligario, de quien habló Metelio. Muchacho, apártate. (Sale Lucio.) Cayo Ligario?

Ligario.—Recibid el saludo matinal de una lengua débil.

Bruto.—¡Oh! ¡Qué tiempo habéis escogido, valeroso Ligario, para llevar pañuelo!—¡Cuánto desearía que no estuviéseis enfermo!

Ligario.—No estoy enfermo, si Bruto tiene en mano alguna proeza digna del nombre del honor.

Bruto.—La tengo, Ligario, si queréis oirla con sana disposición.

Ligario.—¡Por todos los dioses ante quienes se inclinan los romanos, aquí olvido mi dolencia! ¡Alma de Roma! ¡Valeroso hijo, nacido de dignos progenitores! Tú, como los exorcistas, has conjurado mi pesaroso espíritu. Pídeme ahora que éntre en acción, y procu-