Evans.—Declina ahora, Guillermo, algunos pronombres.
Guillermo.—Se me han olvidado.
Evans.—Es así: qui, que, quod. Si olvidáis los qui, los que y los quod, habrá que vestiros de corto. Id á jugar.
Sra. Page.—Sabe mucho más que lo que yo suponía.
Evans.—Tiene una memoria muy feliz. Adios, señora Page.
Sra. Page.—Adios, buen señor Hugh. Vamos á casa, niño. Vamos, ya me he demorado en extremo.
Falstaff.—Señora Ford, vuestro pesar ha hecho desaparecer mi resentimiento. Veo que sois consecuente en vuestro amor, y me precio de cumplido en corresponder hasta la más mínima fineza. Y esto, señora, no sólo en cuanto al amor mismo, sino también en todos los accesorios, complementos y ceremonias que lo acompañan. ¿Pero estáis ahora segura de vuestro marido?
Sra. Ford.—Ha salido á cazar, amable sir Juan.
Sra. Page.—(Adentro.) ¡Ea! ¡Hola! Señora Ford. ¿Me oís?
Sra. Ford.—Entrad á esa cámara, sir Juan.
Sra. Page.—¿Cómo estáis, querida mía? ¿Hay alguien con vos en la casa?