Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/358

Esta página ha sido corregida
336
LAS ALEGRES COMADRES

Pocofondo.—Interrumpid su conversación, señora Aprisa. Mi pariente debe hablar por sí mismo.

Slender.—Lo echaré á perder de un modo ú otro. Esto no es más que aventurar.

Pocofondo.—No os acobardéis.

Slender.—No, ella no me acobarda. Eso no me importa. Solamente que tengo miedo.

Aprisa.—Oíd, Ana. El señor Slender desea hablaros una palabra.

Ana.—Soy con él al instante. Este es el escogido por mi padre. ¡Oh! ¡Qué cúmulo de viles y feos defectos, parece hermoso por trescientas libras de renta!

(Aparte.)

Aprisa.—¿Y qué tal os va, mi buen señor Fenton?

Pocofondo.—Ya viene.—¡Á ella, primo!—¡Oh muchacho, has tenido padre!

Slender.—Yo tuve padre, señorita Ana; mi tío puede deciros buenas bromas de él. Contad á la señorita Ana el chiste de cómo mi padre se robó dos gansos de la jaula.

Pocofondo.—Señorita Ana, mi primo os ama.

Slender.—Por cierto que sí; tanto como á cualquiera mujer en Gloucestershire.

Pocofondo.—Y os mantendrá en el rango de una dama.

Slender.—Por cierto que sí, y con traje de cola larga, como corresponde al rango de escudero.

Pocofondo.—Y os dará una dote de ciento y cincuenta libras.

Ana.—Buen señor Pocofondo, dejad que él hable por sí mismo.

Pocofondo.—De buen grado y os doy las gracias. Os agradezco este descanso. Os llama, primo. Me retiro.

Ana.—¿Y bien, señor Slender?

Slender.—¿Y bien, señorita Ana?