Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/258

Esta página ha sido corregida
238
COMEDIA DE EQUIVOCACIONES.
ESCENA II.
La escena pasa en la casa de Antífolo de Éfeso.
ADRIANA y LUCIANA.

Adriana.—¿Cómo, Luciana, te ha tentado hasta este punto? ¿Has podido leer cuidadosamente en sus ojos si sus exigencias eran serias ó no? ¿Estaba colorado ó pálido, triste ó alegre? ¿Qué observaciones has hecho en ese instante sobre los meteoros de su corazón que chispeaban en su rostro?

Luciana.—Desde luégo, ha negado que tuviéseis derecho alguno sobre él.

Adriana.—Quería decir que él obraba como si yo no tuviera ninguno. Por esto mismo estoy aún más indignada.

Luciana.—En seguida me ha jurado que era extranjero aquí.

Adriana.—Y ha jurado la verdad, pues ha perjurado de su hogar.

Luciana.—Entonces he intercedido por vos.

Adriana.—¡Y bien! ¿Qué ha dicho él?

Luciana.—El amor que yo reclamaba para vos, lo ha implorado de mí para él.

Adriana.—¿Con qué persuasiones ha solicitado tu ternura?

Luciana.—En términos que hubiesen podido conmover, tratándose de una pretensión honrada. Primero ha elogiado mi belleza, en seguida mi inteligencia.

Adriana.—¿Le has respondido como debías?

Luciana.—Tened paciencia, os conjuro.

Adriana.—No puedo, ni quiero tenerme tranquila. Es necesario que se satisfaga mi lengua, si no mi corazón. Es deforme, contrahecho, viejo y marchito, feo