Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/243

Esta página ha sido corregida
223
COMEDIA DE EQUIVOCACIONES.

Antífolo de Éfeso.—¿Estáis ahí, esposa mía? Podíais haber venido un poco más pronto.

Adriana.—¿Vuestra esposa, señor bribón? Ea! Marchaos de esta puerta.

Dromio de Éfeso.—Si tenéis que sufrir, señor, ese bribón no quedará bueno y sano.

Angelo.—(Á Antífolo de Éfeso.) Aquí no hay ni mesa puesta, ni buena acogida; ya quisiéramos tener una ú otra.

Baltasar.—Discutiendo lo que se debe hacer, no perderemos una ni otra.

Dromio de Éfeso.—(Á Antífolo.) Estos señores están en la puerta, mi amo; decidles pues, que entren.

Antífolo.—Algo de sospechoso sucede cuando no podemos entrar.

Dromio de Éfeso.—Vuestra sopa está caliente, adentro; y vos quedáis aquí expuesto al frío. Hay para poner á un hombre furioso como un gamo, cuando es engañado y burlado de este modo.

Antífolo.—Vé á traer alguna cosa para derribar la puerta.

Dromio de Siracusa.—Romped alguna cosa aquí, y yo romperé vuestra cabeza de bribón.

Antífolo de Éfeso.—Vamos, quiero entrar por fuerza; vé á traer una grúa.

Dromio de Éfeso.—¿Una grúa sin plumas, señor, es lo que queréis decir? Para un pez sin nadaderas, hé aquí un pájaro sin plumas; si un pájaro puede hacernos entrar, tunante, desplumaremos un cuervo.

Antífolo.—Vé pronto á buscarme una grúa de hierro.

Baltasar.—Tened paciencia, señor. ¡Oh! No lleguéis á tal extremidad. Hacéis mal á vuestra reputación y vais á poner al alcance de las sospechas el honor inmaculado de vuestra esposa. Una palabra más. Vuestra larga experiencia de su sensatez, de su casta vir-