Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/219

Esta página ha sido corregida
201
COMEDIA DE EQUIVOCACIONES.

de acostarse. Mis negocios en este instante me obligan á dejaros.

Antífolo.—Adios, pues, hasta luégo. Yo, voy á perderme errando de aquí para allí, á fin de ver la ciudad.

El mercader.—Señor, os deseo mucha satisfacción.

(El mercader sale.)

Antífolo.—(Solo.) El que me desea la satisfacción, me desea lo que no puedo obtener: Estoy en el mundo como una gota de agua que busca en el Océano otra gota; y no pudiendo encontrar allí su compañera, se pierde ella propia errante é inapercibida. Así yo, desgraciado, para encontrar una madre y un hermano, me pierdo á mí propio buscándolos.

(Entra Dromio de Éfeso.)

Antífolo.—(Percibiendo á Dromio.) He aquí el almanaque de mi verdadera fecha. ¿Cómo, cómo sucede que estás de vuelta tan pronto?

Dromio de Éfeso.—¿De vuelta tan pronto, decís? Mas bien vengo demasiado tarde. El capón se quema, el lechón se cae del asador; la campana del reloj ha dado las doce y mi dueña las juntó en la una sobre mi mejilla. Ella está tan acalorada porque la carne está fría: la carne está fría porque no venís á casa; no venís á casa porque no tenéis apetito; no tenéis apetito porque habéis almorzado: pero nosotros que sabemos lo que es ayunar y rogar, estamos en penitencia hoy por vuestra culpa.

Antífolo.—Guardad vuestro resuello, señor, y responded á esto, os lo ruego: ¿dónde habéis dejado el dinero que os he remitido?

Dromio.—¡Oh! ¿Qué? ¿Los seis cuartos que tuve el miércoles último para pagar al sillero la gurupera de mi ama? Es el sillero quien los ha tenido, señor; yo no los he guardado.

Antífolo.—No estoy en este momento de humor de