Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/199

Esta página ha sido corregida
181
COMO GUSTÉIS.

mañana en mi corazón el colmo del abatimiento, cuanto más piense en la felicidad de mi hermano al obtener lo que desea!

Rosalinda.—Pues entonces, ¿por qué no podré mañana hacer el papel de Rosalinda?

Orlando.—No puedo vivir más tiempo de ilusiones.

Rosalinda.—Ya no os fatigaré mas con palabras ociosas. Dejadme deciros, pues (y hablo ahora con algún propósito), que os conozco por caballero bien educado. Y no lo digo por inspiraros buena opinión de mi discernimiento al expresar que os conozco así; ni tengo por objeto ganar vuestro aprecio más allá de lo necesario para que creáis aquello que podrá adquiriros algún bien más que á mí una gracia. Creed, pues, si os place, que puedo hacer cosas extrañas. Desde que tuve tres años de edad, he tratado á un mágico, eximio en su arte, y, sin embargo, no condenable. Si tan de corazón amáis á Rosalinda como parece declararlo vuestra actitud, os casaréis con ella al mismo tiempo que vuestro hermano con Aliena. Conozco bien las adversidades de fortuna en que se encuentra; y no es imposible para mí, si no os parece objecionable, hacerla aparecer en vuestra presencia mañana, en toda su humana realidad y sin peligro alguno.

Orlando.—¿Hablas seriamente?

Rosalinda.—Te lo aseguro por mi vida, á la cual tengo un afecto muy tierno, aunque diga que soy mágico. Así, pues, vístete de gala, é invita á tus amigos; porque si quieres casarte mañana, te casarás; y con Rosalinda, si quieres. (Entran Silvio y Febe.) Mira, aquí vienen una que se ha enamorado de mí, y uno que se ha enamorado de ella.

Febe.—Me habéis tratado con demasiada dureza, joven, mostrando la carta que os había escrito.

Rosalinda.—Si lo he hecho, no me importa. Pongo especial cuidado en parecer adverso y rudo hacia vos.