Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/149

Esta página ha sido corregida
133
COMO GUSTÉIS.

historia, es la segunda infancia, un mero olvido, sin dientes, sin ojos, sin palabras, sin cosa alguna.

(Vuelve á entrar Orlando con Adam.)

Duque.—Bienvenidos.—Poned en un asiento vuestra venerable carga, y que se alimente.

Orlando.—Os doy mil gracias por él.

Adam.—Así os era menester.—Apenas puedo hablar para hacerlo yo mismo.

Duque.—Bienvenido. Principiad. Por ahora no os molestaré con preguntas acerca de vuestras aventuras.—Dejadnos oir un poco de música, y, buen primo, cantad.


Canto.

Amiens. Sopla, sopla, viento helado,
que no eres tú tan maligno
cual la ingratitud del hombre
ni muerdes con tanto ahinco,
pues no se te puede ver
aunque tu soplo sentimos.
Cantemos, ¡oh, sí, cantemos,
de la enramada el asilo!
Hay mucha amistad fingida
y muchos amores frívolos,
mas ¡oh! bajo la enramada
la vida es un regocijo.

Hiela, hiela, crudo cielo,
que no ofendes con tu frío
como el pago que los hombres
dan al bien con el olvido.
Tú tornas el agua en hielo;
mas tu soplo no es tan frío
como el triste desengaño
de ver que olvida un amigo.
Cantemos, ¡oh, sí! etc., etc.