Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/142

Esta página ha sido corregida
128
COMO GUSTÉIS.
ESCENA VII.
La misma.—Una mesa cubierta.
Entran el antiguo DUQUE, AMIENS, señores y otros.

Duque.—Parece que se ha transformado en bestia, pues no puedo encontrarle cosa alguna á semejanza del hombre.

Lord 1.º—Señor, hace un momento que se fué de aquí, donde había estado alegre oyendo una canción.

Duque.—Si él, que es un conjunto de discordancias, se aficiona á la música, no tardaremos en ver discordancia en los cielos. Id á buscarle: decidle que deseo hablar con él.

(Entra Jaques.)

Lord 1.º—Me ahorra la pena viniendo él mismo.

Duque.—¡Hola! ¿Cómo es esto, monsieur, y qué vida lleváis, que vuestros pobres amigos tienen que conquistar vuestra compañía?

Jaques.—Un bufón! un bufón! Encontré un bufón en el bosque; un bufón abigarrado. ¡Oh miserable mundo! Tan cierto como que vivo encontré á un bufón que se acostó á calentarse al sol, y renegó de la fortuna en buenas frases, en buenas vigorosas frases. «Buenos días, zote—le dije.—No señor—respondió—no me llaméis zote mientras el cielo no me haya enviado fortuna.»—Sacó luégo de su bolsillo un reloj de sol y mirándolo con ojos amortiguados, dijo muy sensatamente: «Son las diez; por lo cual vemos, añadió, cómo va el mundo. No hace sino una hora que eran las nueve, y dentro de una hora serán las once. Así, de hora en hora maduramos y maduramos, y luego de hora en hora nos pudrimos y nos pudrimos, y de aquí sale un cuento.» Cuando oí á aquel pintarrajeado bufón filosofar así sobre el tiempo, solté una carcajada más sonora