Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/109

Esta página ha sido corregida
97
COMO GUSTÉIS.

Carlos.—Dicen que se encuentra ya en el bosque de Ardenas y buen número de hombres alegres con él, y que allí viven sin temor á rey ni Roque, como el antiguo Robin Hood de Inglaterra. Dicen que muchos caballeros jóvenes acuden á él de día en día y dejan correr alegremente el tiempo como allá en la edad de oro.

Oliverio.—¿Y váis á luchar mañana en presencia del nuevo duque?

Carlos.—Sí, señor. Y vine á haceros saber un asunto. Se me ha dado á comprender embozadamente que vuestro hermano menor Orlando está algo dispuesto á venir disfrazado para probar contra mí sus fuerzas. Mañana, señor, lucharé por mi reputación, y el adversario mío que no saque un miembro roto, quedará bien librado. Vuestro hermano es joven y delicado, y, por el afecto que os tengo, se me haría penoso el causarle daño, como tendría que hacerlo por honor mío, si se presentara. Así, por el afecto que os profeso, he venido á haceros saber esto para que le apartéis de su intento ó para que soporte sin encono el daño á que él mismo se lanza, por cuanto es él quien lo busca y lo hace de todo punto contra mi voluntad.

Oliverio.—Gracias, Carlos, por tu afecto hacia mí, que verás cuán benévolamente he de recompensar. Ya tenía yo noticia del intento de mi hermano y me he esforzado secretamente para disuadirle, pero él está resuelto. Te diré, Carlos, que es el mozo más testarudo que hay en Francia; lleno de ambición, émulo envidioso de cuanto sobresale en cada hombre, y oculto y villano conspirador contra mí, que soy su natural hermano. Así, pues, procede como quieras: tanto me importa que le rompas la crisma, como que le rompas un dedo; y mejor sería que cuidaras de hacerlo, porque si sólo le infieres un daño leve, ó si él no alcanza á brillar grandemente á costa tuya, te suministrará un